Leer en verano ¿es más fácil que en invierno? Cabría hacerse esta pregunta sobre todo ahora que se tiende a contabilizar todo y a hacer estudios y encuestas sobre cualquier cosa.
La respuesta quizás diera con algunas claves sobre el hecho de leer, porque casi siempre, cuando se pregunta a alguien si lee, responde que solo cuando tiene tiempo.
Los lectores «roban» el tiempo a la lectura, tal y como apunta Daniel Pennac en su obra Como una novela. Es algo que me parece también haberle oído a Alberto Manguel y que cualquiera que lee habitualmente ejerce como derecho propio.
Leemos en el autobús, en el metro, de día, de noche, en la peluquería, en la sala de espera del médico…
Leer nos adentra en otros mundos y de paso explica el nuestro. Creo que en realidad se lo explica a nuestro subconsciente, porque no racionalizamos siempre y en el momento lo que leemos.
Harold Bloom en su ensayo Cómo leer y por qué dice que «leemos para saber que no estamos solos». Es otra realidad. La lectura nos acompaña y nos hace partícipes de un mundo imaginario que se convierte para el lector en algo vivo y real. Y va más allá: » La invención literaria es alteridad, y por eso alivia la soledad».
¿Leer nos hace mejores?
Lo de que leer nos hace mejores no es una verdad absoluta. Hay grandes lectores que han hecho o hacen, mucho daño a la humanidad. Lo mismo puede decirse de los libros. La lectura influye poderosamente en el lector, puede ser muy impactante. De ahí que no todo vale en cualquier momento, aunque sí conviene leer de todo a lo largo de la vida.
Lo que hace es que articulemos mejor el pensamiento y se desarrolle nuestra capacidad crítica.
Cada lectura devuelve una imagen de la realidad, como si la viéramos o nos viéramos en un espejo. Y cuando nos miramos en un espejo, podemos mejorar nuestra imagen. La lectura nos devuelve la de nuestro interior, aprendemos a conocernos mejor y si queremos podemos mejorar diversos aspectos.
También podemos hablar de impacto positivo y ahí topamos con aquello de «este libro cambió mi vida» o «este libro me ayudó mucho en un momento difícil».
La lectura evade y crea adicción
La lectura evade de la realidad e inevitablemente relaja al distraernos de lo cotidiano.
A su vez, leer nos descubre otros mundos con tal fuerza que en ocasiones minimiza al menos por un instante, la propia realidad.
En cada libro hay una terapia escondida, silenciosa, imperceptible.
Leer crea adicción.
Ser adicto a la lectura desde edades tempranas, ayuda a comprender nuestro propio mundo y el que nos rodea, que no es poco.
Leer nos enseña a pensar y mejora la capacidad de comunicación oral y escrita.
Leer abre puertas y ventanas por las que entra aire a raudales.
Leer evade, entretiene y mejora en general el estado de ánimo.
Hay una lectura para cada situación anímica, como hay una lectura para cada edad o lecturas que se pueden hacer a cualquier edad porque siempre resultan novedosas.
Esta es la grandeza del Arte y desde luego, de la Literatura.
«Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas deliciosas.
Nunca tuve una tristeza que una hora de lectura no haya conseguido disipar»
(Montesquieu)