Me preguntan muchas veces cómo despertar la afición por la lectura.

Siempre contesto que lo único que arrastrará a los demás a leer será mostrar nuestra pasión por la lectura.

Se puede hacer sin lanzar un discurso. Es una actitud. Llevar un libro en la mano en lugar del móvil, puede llamarles la atención. ¿Por qué siempre llevas un libro en la mano?  -me preguntaron unos alumnos de 7º una vez. Me gusta mucho leer, es una respuesta simple.

Luego deberán comprobar que lo que les decimos que lean lo hemos leído antes nosotros. Parece una perogrullada, pero no lo es. Vamos muy deprisa y a veces se impone la lectura de obras sin haberla hecho antes. Los niños son muy listos y suelen descubrirlo. Si hay algo que no toleran es la incoherencia, así que en ese momento nos habremos desacreditado solos. Lo que decimos que hay que hacer siempre hay que hacerlo antes.  Para enseñar se necesita saber, pero para educar hay que ser, en este caso coherentes.

No sirve de nada la teoría sobre el tema. Los niños aprenden por imitación. Nuestra pasión desatará su curiosidad y esta es el principio del aprendizaje. En muchas ocasiones el fracaso escolar se produce porque no se despierta suficientemente la curiosidad, es decir, el deseo de explicar cualquier aspecto, situación u objeto, que nos rodea.

Hay que ser curiosos. No debería interesarnos tanto lo que se ve, que puede ser engañoso, como descubrir lo que hay dentro. En el interior de las cosas y en el interior de las personas, está su riqueza. Ese mundo interior, físico o intelectual, explica lo que se ve en la superficie.

En el Manual de Retórica de David Pujante, de Ed. Castalia Universidad, cuya lectura recomiendo, encontramos frases como la transcrita a continuación, que es aplicable al modo en que podemos conseguir hacer lectores.

WAGNER.- ¿[…] cómo se puede aspirar a conducir un día el mundo por medio de la persuasión?
FAUSTO.- No lo conseguiréis sin sentir con fuerza; sin que la inspiración se desborde de vuestra alma; y sin que, por medio de la emoción más violenta, logréis arrastrar los corazones de cuantos os escuchan.
(Goethe, Fausto)

De paso esta pregunta – respuesta nos invita a leer o releer Fausto de Goethe, Col. Letras Universales, Ed. Cátedra.

 

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