Leer

Leer es un proceso largo, apasionante, irremplazable…   Participar del gusto por la lectura es como hacerlo por la música, por el deporte o por la pintura.  http://elcocodriloazul.blogspot.com.es/2010/01/los-ninos-y-la-lectura.html

Leer es descubrir una de las mil posibilidades que existen para llenar el tiempo de ocio. Los niños aprenden desde pequeños todo lo que se les quiera enseñar.

Para despertar la afición por la lectura ¡hay que ponerse a leer! y ¡cuánto antes mejor!

Espacio y tiempo

Lo primero que necesitamos para leer es disponer de un espacio y un tiempo. Son imprescindibles la tranquilidad, el  silencio y la intimidad.

En la creación de un espacio que propicie la lectura, los padres y profesores, se juegan mucho. No sólo nos jugamos  que un niño sea lector, sino  que aprenda a dialogar, a descansar y a estudiar de forma independiente.

Desde los primeros años, poco a poco el niño tiene que aprender a realizar actividades por sí mismo. Es necesario que se entretenga sin que todo el mundo tenga que estar pendiente de él hasta caer en el agotamiento. Con este aprendizaje previo, se evitaría en gran medida la figura del “niño tirano” que para sentirse bien impone sus propias reglas  a todas horas.

El juego

Aunque el juego es una actividad libre y evasora, está limitado en el espacio y el tiempo; tiene posibilidad de repetición y sigue unas reglas de organización y participación;  en este sentido, es creador de orden.

Siguiendo estas pautas, la lectura deberá ser libre y liberadora, porque por medio de ella se ponen palabras a la realidad.

Como el juego, estará también limitada en el espacio y en el tiempo. Si embargo, uno de los mayores placeres que despierta es la posibilidad de volver atrás.

El placer de leer y releer

Cuando guste un libro, una escena, un párrafo, se podrá hacer una relectura; es uno de los placeres que siente un lector. Los niños lo descubren enseguida porque nos hacen leer en voz alta de forma reiterada  el libro que les gusta.

En el juego de leer hay que descubrir poco a poco sus reglas:

  • Estar en silencio o con una música suave de fondo.
  • Estar acomodados.
  • Elegir el libro adecuado al momento psicológico y a la edad.

Leer servirá indudablemente “para cargar pilas”.  El remanso de paz de la lectura se convertirá en uno de los aspectos más gratificantes del hecho lector.

Etapas lectoras

Antes de llegar al hecho lector propiamente dicho hay un periodo de sensibilización de 0 a 2 años, y otro de aprendizaje, de 3 a 6 años que son claves en el proceso de la lectura.

De 0 a 2 años:  la denominada Lectura regazo es un buen comienzo. Se trata de coger al niño en brazos y contarle o leerle un cuento. Este momento será siempre mágico y gratificante y proporcionará un estímulo afectivo y lingüístico irremplazable.

De 3 a 6 años:   periodo de aprendizaje. La habilidad básica a desarrollar será la expresión oral.

Hay que tener en cuenta que el aprendizaje lector supone una transformación del código lingüístico oral que conoce el niño, en código simbólico. Su asimilación está condicionada por el bagaje léxico adquirido en el hogar. Cada individuo sigue un proceso muy personal. Se evitarán comparaciones con hermanos o amigos y se tendrá especial paciencia y comprensión. Para algunos niños aprender a leer y escribir es un proceso lento y a veces doloroso.

Entre los 6 y los 7 años, su curiosidad aumenta sin parar y juegan a descubrir todo lo que hay escrito en el entorno, relacionando el texto con la imagen a gran velocidad.

Entre las 8 y los 12 años se lleva a cabo la consolidación en el uso del lenguaje. Estará potenciada fundamentalmente por el entorno en que se muevan. El niño es ya un ser autónomo, que asimila todo con rapidez. En estos años surge la capacidad de reflexión y  descripción del mundo a través de la lectura. Es una etapa que hay que aprovechar, porque les encanta ir a la biblioteca del colegio y a las librerías para elegir lo que quieren leer. Se empiezan a perfilar sus gustos, inclinándose por libros con protagonistas de su edad.

A los 13 años comienzan los problemas con la lectura, normalmente porque se convierte en una obligación escolar.

En el aula se obliga a leer y a hacer exámenes sobre lo leído, así la lectura deja de ser algo gratificante y se convierte para muchos adolescentes en una pesadilla. Es un momento de gran responsabilidad para los adultos. Hay que ser comprensivos y creativos. Hay que ceder y  buscar modos menos convencionales de evaluar.

Cuando se ponen en  manos de adolescentes libros  de su interés y se propone la lectura como actividad libre, que no se va a evaluará negativamente, entran en el juego lector. Las actividades sobre las lecturas propuestas deberán ser llamativas, originales, que despierten curiosidad y desarrollen la creatividad.

Entre los 13 y los 16 años se inclinan por libros de acción, aventura, intriga, fantasía y terror. Se interesan especialmente por temas realistas que plantean problemas que les causan conflicto y lucha interior. Temas de su interés son:  el amor, la relación con los adulto y  la independencia. Buscan temas que guarden relación con la consolidación de su propia personalidad. Necesitan urgentemente encontrar en los libros las palabras que expliquen el mundo y que les faciliten la comprensión de sí mismos .

A partir de este momento estarán preparados para hacer todo tipo de lecturas. A lo largo de los años de aprendizaje habrán descubierto sus preferencias, a partir del desarrollo del espíritu crítico que es inherente a todo lector.

LECTURAS PARA TODOS LOS GUSTOS

La literatura infantil y juvenil está consolidada hace muchos años como género específico. Es curioso que todavía haya quienes se pregunten si hace lectores. La cuestión está en la selección que se haga para cada posible lector o grupo de lectores, sabiendo que leer es un acto personal. Una de las posibilidades para los grupos de cualquier edad es leer en voz alta. En general les gusta seguir una historia común y protagonizarla leyéndola para los demás. En este caso es importante que el profesor tome parte activa en la lectura y no se convierta en un observador-evaluador.

La literatura fantástica atraviesa hace años un momento de esplendor, sobre todo la anglosajona, que es la de mayor tradición. En novela de aventuras  La isla del tesoro de Stevenson es otra preferencia generalizada. Es impensable llegar a la madurez lectora sin haber saboreado este clásico.

En los dos últimos años cabe destacar el interés de las editoriales por hacer adaptaciones de los clásicos de la literatura española y de la literatura universal, al hilo de los Centenarios conmemorativos, aunque no todas las ediciones tienen el mismo valor literario, ni de formato e ilustración.

Para quien se lleva las manos a la cabeza porque los niños leen a Harry Potter, hay recordar solamente, que muchos de los lectores adultos de hoy, se hicieron lectores con Enid Blyton y sus historias de misterio.

La literatura infantil y juvenil es un mundo apasionante que merece la pena explorar.

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